Juan Carlos Molina: “La gente me dice que tiene hambre, que no llega a fin de mes. No me piden plata, me piden esperanza”

El candidato a diputado nacional explicó que cuenta con la autorización del obispo para ejercer su labor política y reafirmó su compromiso con los sectores más vulnerables. “Tengo el deber de defender el Evangelio, la doctrina social de la Iglesia y la opción por los pobres”, sostuvo.

Juan Carlos Molina, habló sobre su presente y su decisión de volver a la política como candidato a diputado nacional. En una extensa entrevista, aclaró que continúa siendo sacerdote, aunque temporalmente se encuentre con permiso eclesiástico para dedicarse a la función pública. “El obispo me dio el permiso. No me echó ni me excomulgó, me autorizó. Me recordó que, como presbítero, tengo el deber irrenunciable de defender la vida, la familia y la opción preferencial por los pobres”, explicó.

Molina recordó que ya atravesó una situación similar cuando estuvo al frente de la SEDRONAR, destacando que su vocación pastoral siempre lo acompañó en cada espacio donde trabajó. “Cuando termine el mandato, volveré a mi vida de cura, a estar en medio de los pibes, con los que más sufren, los descartados”, dijo.

En su repaso por la realidad social y política, criticó la falta de acompañamiento estatal a los programas de atención a las adicciones. “Este gobierno desmanteló los subsidios para curas y fundaciones que trabajamos con chicos con problemas de consumo. Lo que antes ayudaba a sostener familias, hoy está abandonado”, denunció.

Sobre las denuncias que lo involucran, el sacerdote aseguró estar tranquilo. “No tenemos nada que ocultar. Que la justicia investigue todo. Lo que hay son operaciones para ensuciar, pero la gente sabe quiénes somos”, afirmó.

Molina también cuestionó la falta de políticas laborales y la crisis social que atraviesan las familias santacruceñas. “La gente me dice que tiene hambre, que no llega a fin de mes. No me piden plata, me piden esperanza”, relató.

A lo largo de la entrevista, el candidato insistió en que su campaña es austera y cercana: “No hago política con odio ni barro. Quiero hablar de proyectos, de educación, de obra pública, de adicciones, de salud mental. No vine a pelear con nadie, vine a proponer”.

Finalmente, reafirmó su identidad y compromiso: “Voy a seguir siendo el cura Juan Carlos, con poncho y zapatillas, como siempre. No me pongo traje ni corbata. Sé a quién tengo que defender y por qué estoy acá: por los que más necesitan. No me interesa la política del agravio, sino la de la esperanza. Hay que mover las estanterías, porque si nos quedamos quietos, nos llevan puestos”.

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